Diario de Calcuta (sábado, 25 de diciembre de 2010)

Hoy es Navidad, me he levantado con muchísimo sueño, ya que apenas he dormido, me acosté a las 2:00 de la madrugada, pero no por estar de juerga, estuve redactando estas líneas y contestando los correos de las personas que cada día desde España se interesan por mi.
 
A las 5:00 arriba, he cogido un taxi en la puerta del hotel y a las 6:00 misa en la Casa de la MADRE TERESA. Tras la misa el desayuno, como cada día plátano, bollo y té, un té raro, no me gusta demasiado porque está muy dulce, pero aquí tengo que comer lo que con seguridad está controlado aunque no me guste. Es fundamental observar unas normas mínimas de higiene en lo que respecta a las comidas y las bebidas, por eso el té al estar preparado con agua hervida es una bebida segura, supongo que al final acabará gustándome y cuando llegue a España os invitare a un té especial al estilo de Casa de la MADRE TERESA.

He pasado toda la mañana en la Casa de la MADRE TERESA, rezando, meditando y compartiendo vivencias con otros voluntarios, es realmente enriquecedor el poder hablar con personas de tan dispar procedencia y con una idea común: ayudar a los más necesitados. Dentro de esta gran comunidad de voluntarios te sientes plenamente integrada, todos buscamos el mismo fin y siempre reina un clima de paz y armonía.
 
Luego como de costumbre he cogido un taxi para volver a la zona de Sudder Street y a mi hotel, de momento no tengo la confianza suficiente para ir andando tan lejos sola, por esas calles donde siguen mirándome fijamente, que no sabes que piensas, que no entiendes que quieren decirte y que te quieren vender de todo. Ellos están en su medio y yo soy como un pez fuera del agua, intentando respirar para no asfixiarme.

El tema de coger un taxi en otra pequeña odisea, ya que no entienden lo que les digo y muy pocos taxistas saben leer, por lo que me tengo que hacer entender como puedo. Unos me cobran un precio y otros otro, como el taxi de la mañana lo cojo en el hotel es uno de los empleados de la puerta el que negocia el precio con el taxista y me cuesta entre 30 y 50 rupias, pero el de vuelta es otro cantar y hoy me ha cobrado 100 rupias,  hacen que me sienta un poco estafada. Aunque pensándolo detenidamente creo que hacen bien los taxistas, tienen que aprovecharse de los que aparentemente tenemos aspecto de llevar más de 100 rupias en el bolsillo, al cambio no llega a dos euros, por lo que no me voy a preocupar y les daré lo que me pidan siempre que me parezca razonable. Aquí todo el mundo regatea, pero a mi no me gusta, aunque sepa que se están aprovechando de mi tengo que ser sensible a su situación y ponerme por unos instantes  en su piel y pensar que hay que ser muy fuerte para vivir entre tanta miseria . No creo que tenga ninguna importancia el saber que me engañan, soy consciente de ello y lo tolero, de hecho creo que lo que tengo que hacer es buscar mi comodidad y de paso que ellos se sientan bien con lo que cobran, es el pan para sus hijos y para mi un pequeño ejercicio de solidaridad.
 
Hoy la comida ha sido toda una fiesta, he comido un autentico menú español, primero un huevo con patatas y de segundo pisto manchego con dos huevos encima, ya he tomado las proteínas de todos estos días y compensado la carencia de las que no había tomado anteriormente desde mi llegada a Kolkata. Para terminar la comida me he tomado un café muy bueno. Estas son las ventajas y pequeños lujos de comer en “La taberna vasca”, que aunque parezca increíble está regentada por un indio que habla español y se come francamente bien, a nuestro estilo.
Pero lo mejor de todo es que he ido del hotel a comer andando, de por si nos miran a todos los occidentales, pero a mi que no soy capaz de andar sin taparme la boca y la nariz, me ven más rara todavía, no creo que eso les guste mucho pero yo pasito a pasito para adelante sin mirar nada, gafas de sol y pañuelo blanco cubriéndome la boca para evitar respirar directamente el aire contaminado, algo así como Michael Jackson pero en mujer y rubia.
 
Después de comer ha llegado Pepe, el primer ángel que llegó a mi, cuando no era capaz de volver a salir a la calle, nos hemos ido paseando por el barrio musulmán donde aparte de todo lo que hay por todas las calles, se suma la visión de las vacas que sacrifican para su venta, toda la carne despiezada y colgada a la vista, vísceras, sangre por el suelo…, un espectáculo dantesco. Cada día que pasa tengo más claro que no seré capaz de caminar sola por esas calles, a menos que coja muchísima confianza en mi misma y me arme de valor.
 
No hay peligro de que te pase nada caminando, pero todo es tan caótico que en cualquier momento te pasa rozando un coche, una moto o una bicicleta, por no hablar de la innumerable cantidad de animales que hay por todas partes, en cualquier momento te tropiezas y casi pisas a un perro callejero, todos con un aspecto enfermizo y enclenque. Hay que tener los ojos bien abiertos y estar pendiente de todo lo que te rodea continuamente.

 
Hoy me ha dicho una voluntaria que lleva un mes que me acostumbrare a todo este aparente caos, pero cada día lo tengo más claro que no se si me compensa salir a la calle sola, porque cuando me voy a “La taberna vasca” que esta en un rincón de la zona de Sudder Street o cuando estoy en el hotel, me siento liberada del tremendo agobio que me produce el estar esquivando continuamente gente, vehículos y animales cuando camino por la calle. No tiene nada que ver con estar en la Calle Preciados en plena hora punta o en un día de compras navideñas, esto es “la ley de la jungla”, donde prima la supremacía del más fuerte o del más grande.
 
Por la tarde, a las 16:00 horas hemos celebrado una misa en la tumba de la MADRE TERESA, afortunadamente en español, ha sido muy bonita y todo un detalle para el numeroso grupo de voluntarios de habla hispana. Hemos cantado todos aquellos cánticos que entonábamos cuando LAURA  y yo íbamos a las fiestas de mi querido pueblo burgalés, del que tan buenos y gratos recuerdos atesoro, ha sido un acto realmente bonito y muy emotivo. La Navidad ha tomado una dimensión distinta a la que yo pensaba que iba a tener este año, he sentido el amor de LAURA plenamente y con más fuerza que nunca.

 
LAURA, una vez más tengo que darte las gracias por guiar mis pasos en todas partes, y sobretodo aquí en Kolkata donde tan perdida estoy. Si hay un momento en el que no se que hacer, solo tengo que relajarme, respirar profundamente y esperar, que la respuesta llega enseguida. LAURA tu me provees de todo lo que necesito, tiendes una alfombra de flores a mis pies para aliviar el cansancio del camino y siempre pones una fuente de agua cristalina en cada cruce de caminos para que sacie mi sed y continúe mi rumbo.

Mañana…, ya se lo que quiero hacer mañana. Pero hoy no voy a desvelarlo, lo dejo en suspenso para que sigáis leyendo estas líneas de mi diario en Kolkata.
 
LAURA SIEMPRE JUNTAS. ¡¡¡TE QUIERO!!!

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