Ya estamos en Calcuta, ahora llamada Kolkata, después de tantas horas de viaje: Madrid-Dubai-Kolkata, 8808 kilómetros de distancia. Esa distancia no es nada comparada con el impacto de la llegada a este país tan diferente a lo que yo había visto hasta ahora. Ha sido algo realmente impactante desde el primer momento, yo lo único que pensaba es que estaba con LAURA, a su lado siento la seguridad y la fuerza que ella me proporciona siempre.
En cuanto he salido del aeropuerto he visto que hay mucha gente con una necesidad extrema y con un aspecto al que no estamos acostumbrados.
Desde el aeropuerto de Kolkata hasta el hotel hay 15 kilómetros, llegar es toda una aventura, el tráfico es caótico, parece que no existen reglas, es la “Ley de la jungla” y todos van como quieren, coches pitando continuamente para avisar de que pasan, no utilizan los intermitentes y van muy rápidos, se mezclan con las bicicletas y los rickshaws (carritos tirados por personas) y vacas que se cruzan, algo increíble; controlan tanto que no se dan golpes. En recorrer estos 15 kilómetros hemos tardado una hora y media, he llegado más mareada que un mono.
Cuando se ha detenido el taxi y me ha dicho el guía que este era el hotel en el que iba a hospedarme casi me da algo, unas fotos bastante bien pero no sacan lo que hay al lado: mucha miseria, eso que es uno de los mejores hoteles de esta zona.
Después de asimilar un poco el impacto del primer momento, se me ha ocurrido salir a buscar la calle Sudder Street, lugar donde hay varios hoteles y otros establecimientos donde se suelen hospedar y reunir muchos de los voluntarios que eligen Kolkata. Tras un paseito la he encontrado, pero ha sido durísimo: las calles llenas de gente parada, la mayoría hombres que me miraban y me hablaban, yo no miraba hacia arriba para que no me vieran bien la cara. Después de un rato andando no he encontrado nada de lo que buscaba, no quería que me vieran despistada, he intentado disimular mi despiste pero era evidente que se notaba que estaba perdida, casi no encuentro el camino de vuelta al hotel, pero SIEMPRE CON LAURA he encontrado el camino de regreso. Todavía estoy pensando que voy hacer mañana…