Diario de Calcuta (viernes, 31 de diciembre de 2010)

Hoy, 31 de diciembre, décimo día de nuestra estancia en Kolkata, estoy en la habitación del hotel, encerrada y  sin cenar, menos mal que tenia algunas galletas y un batido de chocolate, esa es mi cena hoy. La parte positiva es que estoy muy a gusto en esta habitación.

Estoy cansada, pero muy relajada, aquí con mi niña que siempre la siento a mi lado.

Según van pasando los días mas me gusta la habitación e incluso el baño que es para salir corriendo y no mirar para atrás, sobretodo para los españoles que estamos acostumbrados a otras cosas. Pero hoy el mejor día para quedarme aquí y disfrutar, con esta pequeña cena,  con una foto de mi niña sobre la mesilla, con una estrella con el Niño Jesús que me regalaron las monjitas y una vela azul.
 
Quería haber ido a la hora Santa y a continuación a la Misa de las 23:00 horas, en la Casa de la MADRE TERESA, pero después de un día muy largo, me ha entrado un poco miedo, porque cuando he salido del hotel camino de “La taberna vasca” he visto muchísima gente por la calle, mucho más de lo habitual. Todo el mundo muy arreglado, incluso los que viven en la calle, porque aquí celebran el Año Nuevo igual que en España.
 
Cuando he llegado a “La taberna vasca” he visto que la gente estaba ya en plena fiesta, de repente he sentido la necesidad de volver al hotel, aunque a la vuelta siempre llevo compañía y en cualquier otro día resulta estresante caminar por estas calles abarrotadas de gente, en un día como hoy puede ser toda una odisea. El hotel queda un poco retirado de Sudder Street, un problema cuando tengo que venir sola, pero una ventaja cuando llego que me encuentro más tranquila.

Hay tanto ruido de fiesta en la calle, que no escucho los pitidos de los coches, ni tampoco los graznidos de los cuervos.
 
Hoy ha sido también un día muy bonito, lo mas bonito ha sido cuando he bajado a desayunar a las 7:00 de la mañana, cuando he pasado por la recepción del hotel  el recepcionista me ha sonreído y me ha preguntado en inglés si la foto de la camiseta era una foto mía, estoy segura que ya había visto otras fotos de LAURA no solo en las camisetas sino en la habitación que tengo varias fotografías de ella. LAURA está presente en todo momento, para los que tenemos la suerte de sentirla sin ver su foto sabemos que está a nuestro lado, sentimos su presencia. Le he preguntado al recepcionista  si hablaba francés, me ha contestado que un poco pero despacio y gracias a eso le he podido explicar quien es nuestra querida LAURA, esa niña que veían, de la que no sabían nada y tampoco de mi. Seguro que se preguntaban que hacíamos en este hotel donde no hay ni un solo voluntario, a juzgar por su cara eso es lo que yo pensaba. Se lo he explicado todo despacito y me ha mirado con un gesto de comprensión, le he ofrecido una tarjeta de LAURA y la ha cogido con agrado, se que visitará la página web y aunque no entienda español seguro que LAURA le llega al corazón.

Después le ha enseñado la tarjeta a un compañero de recepción y la expresión de su cara también ha cambiado, desde este momento todos en el hotel saben que LAURA está conmigo, que no he venido sola, eso me da fuerza y energía.

 
He quedado a las 8:00 con Pepe y hemos ido al mercado de las flores, un lugar realmente original, lleno de color por todas partes. El lugar es realmente impactante, la pobreza y la suciedad llenan cada rincón del lugar, sin embargo es extraordinaria la ilusión con la que preparan sus mejores centros y tiras muy largas de una flor similar a un clavel que las van pasando con un hilo y quedan unas tiras muy originales.

Hemos hecho muchas fotos porque el sitio es realmente original. El mercado está ubicado en los márgenes del río Hoogli, que es uno de lo pequeños ríos en los que se divide el gran río Ganges cuando forma un delta en su desembocadura.

El río estaba muy concurrido, había personas que se estaban bañando, fregando sus útiles de cocina, lavando ropa, etc. El agua del río está fuertemente contaminada, pero para ellos esto no supone ningún obstáculo para desarrollar su vida normalmente, su expresión es de felicidad, no transmiten ninguna pena, son más felices que nosotros porque a pesar de tener tan pocas cosas materiales, su espíritu está lleno.

El lugar estaba lleno de cuervos, perros y palomas que comían entre los montones de basura.

  
Lo que sorprende de estas gentes es su orden y educación dentro de este aparente caos que es Kolkata. Por ejemplo, en el autobús el lado izquierdo está destinado a las mujeres, el derecho para los hombre y las personas mayores en la parte delantera; una mujer nunca se puede sentar en el lado de los hombres, pero un hombre si se va acompañando a una mujer si se puede sentar en el lado destinado a las mujeres, curioso ¿no?. Siempre te ceden el asiento,  hoy a la vuelta del mercado de flores venia el autobús a tope, en seguida nos han ofrecido un asiento al lado del conductor. El autobús completamente destartalado, lo normal aquí, cuando he bajado tenía un dolor de espalda fortísimo, con sensación de que se me habían descolocado todos los huesos, pero no tengo que olvidarme donde estoy:

Este es un mundo de contrastes y sorpresas, de repente nos hemos encontrado en el mercado de las flores con una televisión de pantalla plana de grandes dimensiones, algo fuera de lugar porque el mercado es un conglomerado de calles llenas de suciedad, algunas más estrechas donde solo se ven hindúes, donde tienen como una especie de pequeños chamizos con cosas para vender y una especie de cuadras donde puedes encontrar desde gente durmiendo en el suelo hasta gente viendo tranquilamente esa televisión de última generación. Para mí esta gente son únicos en todo.

 
Hoy en el mercado de las flores ha habido un momento que se me ha encogido el corazón, estaba haciendo una foto y de repente no veo a Pepe, estaba rodeado de hindúes, no le veía por ningún lado, estaba asustada mirando hacia todos los lados, se me pasaron por la cabeza mil historias en un segundo, éramos los únicos turistas en ese mercado o por lo menos yo no me había encontrado con nadie que no fuera hindú.
Por un instante que le habían cogido y que luego irían a por mi, pensaba salir corriendo hacia las escaleras , pero ellos me vieron asustada, enseguida se quitaron de en medio y me dejaron ver como Pepe estaba haciendo una foto a una virgen. Me sentí aliviada y volví a estar tranquila. Pensé en esas películas que desaparece la gente para robarles o pedir un rescate por ellos, aunque yo se que estoy totalmente protegida con LAURIITA, pero al ver tanta gente diferente y yo con mis gafas de sol, el pañuelo blanco tapándome completamente la boca y la nariz, llamando más la atención, se me pasaron mil y una historias por la cabeza.

Hemos paseado por Calcuta después, mirando tiendas, una tarea agotadora porque para caminar un poco tienes que ir esquivando tanta gente, coches, perros, bicis,  rickshaws y lo que se ponga delante. Todo vale en las calles, sin ningún problema todos  juntos, sin reglas, ¡sálvese quien pueda! Una mañana agotadora.

He comido en “La taberna vasca”, el menú de hoy canelones de espinaca, un huevo con patatas, un crepe y un café. El crepe sin nada por encima, como siempre, a pesar de que el camarero me insiste que si quiero miel, plátano o chocolate, pero de pensar que están abiertos y expuestos al aire, se me quitan las ganas de probarlos.

Después de comer  lo único que me apetecía era volver al hotel a descansar de tanta contaminación y suciedad. Esto es algo que a mí me agota, cada día me pongo ropa  límpia, pero en el momento que pongo un pie en la calle siento que el ambiente contaminado penetra en mi ropa. Tengo que mentalizarme que si estoy en Kolkata tengo que vivirla tal y como es. Hoy me he metido en una tienda de ropa a descansar, más que a ver prendas; tienen en el suelo una especie de colchonetas para que te sientes y veas al ropa, como tienes que descalzarte en la puerta del establecimiento acabas con los calcetines completamente negros, un verdadero asco. Me he relajado un poco en la tienda, pero había tanto polvo por todas partes que he acabado con la nariz negra, como un deshollinador.

Ha sido un día bonito, diferente, ninguno se parece al anterior, pero un poco cansado.

La Noche Vieja, triste, porque he pensado en las dos últimas celebraciones de Noche Vieja que estuvo LAURA con nosotros en La Tierra. Triste cuando pienso en la gran ilusión que tenía a pesar de la dureza de su enfermedad. Veo su carita con ganas de curarse y poder disfrutar a tope de las siguientes.

Pero esta Noche Vieja y el Año Nuevo no tengo la menor duda que está disfrutando en El Cielo con todos los angelitos y controlándonos a todos para que no nos pasemos y seamos felices. 

Querida LAURA, mucha gente me pregunta por ti, ayer un italiano recién llegado me preguntó, le entregué una tarjeta y por su expresión se que la cogió con ilusión.

Te quiero LAURA se que estaremos siempre juntas, ahora separadas físicamente pero unidas con el espíritu. Cada día te siento tanto y tan fuerte. Es sólo una cuestión de tiempo que volvamos a reunirnos y a estar en las mismas condiciones.
 
LAURIITA, estarás riéndote conmigo, con lo tímida que soy, tu siempre pedías las cosas por mi y mírame ahora…, claro que tu estas conmigo, me das la fuerza, la valentía y yo te llevo en mi interior, con este cuerpecito que tengo aquí en Kolkata.
 
TE QUIERO MI PEQUEÑA LAURA.

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