Diario de Calcuta (miércoles, 29 de diciembre de 2010)

Hoy, 29 de diciembre, octavo día de nuestra estancia en Kolkata ha sido un día agotador, por la tarde me temblaban hasta las piernas del agotamiento, de tanta miseria, suciedad, de sentirme yo también  dentro de todos  estos olores y contaminación que es un handicap para mi; siempre llevo la boca tapada con un pañuelo, me miran más por la calle pero me es algo que no me molesta porque lo veo necesario para mi bienestar y mi salud.

Hay otros occidentales que caminan con toda la tranquilidad del mundo por las calles,  incluso con manga corta y sandalias, como si estuvieran en su país. A mi no me apetece descubrir nada, cuanto mas tapada mejor me siento, creo que así me protejo más de todos los agentes externos. Si que es verdad, que soy un poco  especial en cuanto a medidas higiénicas se refiere, pero he tenido una escuela de dos años con MI ÁNGEL LAURIITA, porque hemos tenido que cuidar al máximo la higiene para evitar contagios e infecciones, por eso ahora soy mas consciente de que es mejor prevenir que curar.

 
Hoy me he levantado como siempre: muy temprano y agotada, además no he llegado a misa de las 6:00 en Casa de la MADRE TERESA.

Como cada mañana el empleado de la puerta del hotel me ha buscado un taxi, con el correspondiente ceremonial del regateo con el taxista para conseguirme un buen precio, esa es la vida de las personas que viven en esta urbe cuando de cobrar a un occidental se trata. Yo no se nada de inglés, pero si supiera sería muy duro para mi el regatear con ellos aunque se quieran aprovechar, porque al fin y al cabo para nosotros unas rupias más o menos no es dinero, no vale la pena.

Cuando he llegado a la Casa de la MADRE TERESA, solo he desayunado un té, no me apetecía ni plátano ni una rebanada de pan de molde, por lo que he empezado el día sin energía. He estado media mañana en la tumba de la MADRE TERESA y en la Capilla, he pasado la mañana por allí meditando, rezando y hablando con otros voluntarios.

Para regresar a Sudder Street hoy no he cogido un taxi, me he ido a andando con una voluntaria que conocí el segundo día de estar en Kolkata, ha sido un paseo muy agradable y en buena compañía. Una vez más he podido disfrutar del sol y de una charla agradable mientras caminaba en la “jungla” de las calles.
Hemos ido a comer a “La taberna vasca”, el menú de hoy: espinacas, un huevo con patatas y un trocito de crepe. El crepe lo he tomado sin nada, ni chocolate ni miel, porque no creo que lo tengan cerrado, yo no quiero arriesgarme, ya que hay cosas que no me queda mas remedio, como son las patatas u otros alimentos que seguramente los tocaran con las mano y viendo las medidas higiénicas, cuantas más precauciones mejor.

 
Después de comer, por la tarde, he pasado por el registro de voluntarios en la Casa de la MADRE TERESA, para que me dieran una tarjeta identificativa con todos los datos y para elegir donde quiero ir a prestar mis servicios como voluntaria.
En principio, voy a coger fuerzas físicas, creo que comprare algún tipo de vitaminas y así con otras que me tomo tener más refuerzos, ya que para mi no hay mucho que comer y el médico en España me lo puso tan estricto que me viene muy bien para comer lo que creo que es seguro, poca cosa. Hay que hacer todo lo que sea posible para alimentarse bien y no enfermar.
 
Día a día iré viendo donde voy a prestar mis servicios como voluntaria, en la tarjeta que me han hecho tengo para ir a un centro que esta cerca del centro de la MADRE TERESA dedicado al cuidado de niños necesitados.

Como digo, día a día iré viendo como se va desarrollando todo, no me conviene cansarme demasiado, prefiero caminar despacio pero seguro, aunque aquí no haya mucha seguridad en nada ya que tenemos todas las papeletas para coger de todo.
 
He vuelto caminando a Sudder Street otra vez, con voluntarias chilenas que acababan de llegar a Kolkata, encantadoras, me acompañaron a comprar algo de comida: plátanos, naranjas, leche con sabor a fresa, gallegas y chocolate, un poco de energía, porque no tenia fuerzas para salir a comer algo caliente a “La taberna” u a otro lugar.
Después de comprar alimentos he preferido venirme a mi hotel, que es mi refugio, está muy acogedor, cuanto más veo la calle y los demás hoteles de la zona, más me gusta el mío. Recuerdo el primer día cuando entré en el baño, no me lo podía creer, pensé: es horrible, pero después de todo lo que he visto…, me encanta.

Hoy después de tanto agotamiento, he disfrutado mucho del momento de la ducha, del espacio de la habitación, de las sabanas blancas, del pequeño armario y  del paisaje que veo y oigo por la ventana:  miseria,  ruido de los coches pitando y los cuervos toda la noche cantando su monótona y estridente melodía…, esto es Kolkata.
 
No valoramos nada en la vida hasta que vemos que nos falta y no valoramos lo mucho que tenemos hasta que no vemos que otros están mucho peor nosotros. Aquí la miseria llega a niveles impensables.
 
Menos mal que LAURA SIEMPRE ESTÁ CONMIGO,  
 
TE QUIERO LAURA, SIEMPRE JUNTAS, TU EN TU CAMINO Y YO EN EL MIO, PARALELAS PERO JUNTAS.

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