Hoy el segundo día en Kolkata, desperté con el ruido de los cuervos y con el silencio de las calles, no se oían los pitidos de los coches, ni el bullicio del incesante ir y venir de todo tipo de vehículos y personas. Poco duró ese silencio, porque no tardaron en salir todos a la calle, parece que estas en la feria, en los coches de choque, con tanto pitido y tanto ruido.
No sabía si levantarme o volver a dormir, para no salir a esas calles que tanto me impresionaron, baje a desayunar sin ganas porque los indios son excesivamente secos en el trato, algunos me sonríen y yo hago lo mismo, es mi única comunicación con ellos porque no entiendo ni gotita de ingles. Con un poco de valor y arrojo, llegué al comedor donde todos son hombres, camareros y huéspedes, todos indios, impresionante parezco una gota de leche en un mar de café. No sabía que comer, todo es raro y un poco asqueroso, yo soy muy escrupulosa, cuando vuelva a España tendré que pesarme para ver cuantos kilos he perdido. Mi desayuno: plátanos, un poco de leche y un poco de pan tostado solo, pero he desayunado, teniendo en cuenta que ayer me salté la comida por falta de sitios donde tomar un refrigerio.
Hoy he conocido a Pepe, Mercedes y Janet, he estado comiendo con ellos y he pasado la tarde probándome saris (el vestido tradicional de la mujer india), ha estado realmente bien.
Se que todo va bien, LAURA siempre está conmigo y con las personas que la conocen.
Es increíble como las cosas van fluyendo, se me ilumina la mente: después de una conversación con unos amigos, con la visión de venir a Kolkata…, todo va sobre ruedas, a pesar de lo impactante que es este país y sus gentes.
Ayer estaba en estado de shock al ver la gente, las calles, la suciedad, los ruidos, los coches que casi me atropellan y hoy me parecía todo familiar. He comido en un sitio asqueroso con escrúpulos, pero por lo menos he comido. Después de comer he paseado por una calle que es como un mercadillo: muchas tiendas y muchísima gente intentando venderte, casi sin poder caminar entre la multitud. Hay un olor, una contaminación tal que me he tenido que tapar la boca porque ha llegado un momento en que se me ha resecado tanto la garganta que no podía apenas tragar.
He comprado dos pañuelos, con el fin de utilizarlos para cubrirme la cabeza y la boca, así podré protegerme del ambiente tan contaminado y sofocante.
Mañana empiezo en la casa de la MADRE TERESA, me levantaré a las 6 horas y pediré un taxi desde el hotel porque es complicado llegar andando y el primer día quiero llegar a tiempo y sin perderme. Espero que sea un día muy especial.
Gracias LAURA, por todas las señales y personas que me envías cada día.
TE QUIERO MI PEQUEÑA LAURA, SIEMPRE CONTIGO.